domingo, 2 de octubre de 2016

EL EGO: EL PADRE DE TODOS LOS CONFLICTOS


“Primero muerto que doblarme”, ese es el ego. Comienza todas las guerras, gana todas las discusiones y pierde todas las relaciones,  pierde a su esposa, a su esposo, a sus hijos, sus amigos, y su entorno. Con tal de vivir paga cualquier precio, no le importa nadie más que a sí mismo, y más cuando  sabe que tiene el control de tu vida. Tu no eres tu, eres el ego que está en tí. Por eso se te hace difícil perdonar y llevar una vida de paz, porque el ego se convierte en la fuerza contraria que impide ser quien verdaderamente eres. Si quieres comprobarlo empieza por perdonar a alguien cercano, te darás cuenta lo difícil y hasta lo imposible que es, ese es el ego actuando.

Es el peor enemigo que puedas tener, y tan cerca que está, convive contigo, y cuando lo alimentas te sustituye, con el agravante de que te pone a pelear y discutir con quien sea, aunque para eso tengas que enemistarte, y en el peor de los casos hasta perder tu propia vida. Puede haber algo que se parezca más a satanás que el ego?, lo grave es que te hace sentir ser tu amigo. Es hora  que lo descubras y lo desenmascares sacándolo de tu vida, dejando que JESUCRISTO tome su lugar, de esa manera entrarás por la puerta que te conduce  a la vida de amor, paz y perdón.

6 cosas que hace el ego:

   1- Percibe a los demás como amenaza, porque pueden afectar su seguridad, por eso siempre vive defendiéndose de los otros. Cuando el ser humano se siente amenazado segrega sustancias muchas veces nocivas, se activa el instinto animal con tal de defenderse. El problema es que el ego hace sentir amenazas inciertas, sin razón de ser, llevando a las gentes actuar hasta de manera irracional, porque al ego no le importa las consecuencias, lo único que le importa es vivir porque su temor es morir.

   2-  El ego compite, quiere quedar por delante de los demás, no solo los ve  como una amenaza, sino también quiere destacarse. Desde que somos niños nos han trabajado el ego: “no te dejes ganar de los demás”, “gana siempre, y no me venga perdido a casa”, “si pierde te castigo”, “no te dejes poner debajo de nadie”, estamos formando con nuestros propios egos, transfiriéndolos a los hijos. 

Constantemente nos estamos comparando con el otro, si este compró esto, pues yo también. Fíjense que la publicidad de hoy en día lo que ataca es el ego, mediante la activación de manera sutil de la envidia,  por eso estamos loco por el iPhone7, Samsung 7, y hacemos filas desde ahora por el 8, el 9, el 10….y no se sabe hasta cuando terminar, porque no “puedo quedarme atrás”, y nadie puede estar por “encima de mí”. Ese es el ego trabajando, el problema es que cuando no puedo competir, me siento frustrado, agraviado, y amargado, trayendo a nuestras vidas violencias y conflictos. El ego la raíz del mal.

   3- El ego es cruel, es insensible, se burla de los demás No se detiene mientras los demás están llorando o necesitando ayuda, porque “ese no es mi problema”. El ego no siente piedad. Y lo peor el ego sustituye tu naturaleza, eres un ser de amor y de compasión, pero el ego ha cambiado tu esencia. 

   4-  El ego se defiende, y es lo mejor que hace. No deja hablar, se defiende con argumentos, con palabras, es muy recurrente, “déjame hablar”, “déjame hablar”, “solo yo hablo”, “solo yo tengo la razón”, y pelea hasta ganar las discusiones. El ego es el enemigo invisible de la paz.

   5- El ego engorda, uno se pasa la vida alimentando el ego, uno estudia y pone diploma para el ego. A uno le encanta que le digan el título completo, Dr., Ing., Lic., su excelencia, honorable, porque eso da prestigio. Nos encanta ser los primeros,  que nos reserven en primera fila. Cuando estamos en un acto que mencionen nuestros nombres, hay de aquel que mencione otro nombre que no sea el mío, motivo suficiente para amargarme, frustrarme y enemistarme de quien cometió semejante “agravio”. Ese es el ego, el veneno de todo  mal.

   6- El ego busca reconocimiento suplicándole a los demás, “lo hice bien”, “hablé bien”, “me veo bien”. El ego es un monstruo que llevamos dentro, gran parte de nuestras  dificultades y amarguras se deben a él se ofende porque “no reconocen mi trabajo”, se hiere porque “hablaron mal de mí”, hace sentir al menos para producir amargura, “yo soy en esta casa un cero a la izquierda”, “no me toman en cuenta”, “a mí nadie me quiere”. El ego es la principal causas de los divorcios y de los conflictos.

El ego ataca, no tiene escrúpulo, dice las frases más duras y más ofensivas: “yo no quería hacerte daño”, “yo lo que dije fue sin querer”. Cuando ofendemos sabemos lo que hacemos, lo decimos para defendernos y humillar al otro, hasta sentirlo disminuido, entonces ahí es que el ego siente que ganó la batalla. El ego es: primero yo, segundo yo, tercero yo, cuarto yo, quinto yo… El ego es el padre de todas las guerras y de todas las violencias.

El ego es capaz hasta de matar, con el agravante de que a ese “tipo” tan peligroso es que uno obedece, actuamos conforme al mandato del ego, él es que controla todas nuestras emociones, nuestros pensamientos y  nuestros actos.  Uno maneja la vida afectiva y sexual por el ego, los placeres y diversiones lo maneja el ego, y después preguntamos porque el mundo es tan al revés, porque lo llevamos al revés.